Estilos: Luis XIV, Luis XV y Luis XVI

En la historia del diseño, y más aún en el terreno del mobiliario, muchos estilos estéticos están íntimamente relacionados con cuestiones políticas o sociales, como pueden ser los designios de un líder concreto, las guerras o las revoluciones. Una de estos ejemplos son los estilos marcados por la época de los “luises”: los monarcas franceses Luis XIV, Luis XV y Luis XVI.

Esta fue una etapa de gran eclosión artística, con grandes palacios y fantásticas mansiones, en la cual el mobiliario logró una gran trascendencia. De esta forma, el inventario de muebles o la investigación sobre técnicas relacionadas con el diseño y la restauración de los mismos tomaron un auge inusitado hasta ese momento.

Se trató de nuevas tendencias, claramente refinadas y sensuales, con un gran espíritu femenino. En el primer período o sub-estilo, denominado Luis XIV, que nace sobre mediados del siglo XVII, hay una gran preponderancia de muebles fuertes y de gran impronta, marcados por una ornamentación barroca de gran recargamiento en cada mínimo detalle.

Figuras de animales, sirenas o personajes mitológicos eran habituales en esos muebles, que además presentaban una gran variedad. Otro punto de gran valor en este sub-estilo fueron las formas angulosas. En tanto, en el período Luis XV se aligeró el barroquismo e ingresó en acción el rococó, que renovó técnicas, motivos y ambientaciones. Una novedad de esta etapa fueron las bibliotecas.  

Con la irrupción del Luis XVI, por último, se provocará un giro estético que marcará el regreso a las líneas rectas y a las formas geométricas tradicionales del Renacimiento. Ángulos rectos y motivos clásicos, como columnas en forma de animal, serán los elementos primordiales en esta etapa. Asimismo, se explorarán fuertemente y se anexarán al mobiliario los accesorios de joyería.

El mantenimiento de los muebles de cuero

Como sucede con cualquier otro tipo de muebles, aquellos que poseen revestimientos de cuero requieren cuidados específicos para poder preservarlos en óptimas condiciones. Es importante entender que el cuero es un material profundamente delicado, por lo tanto debemos seguir constantes medidas de precaución si nuestro objetivo es continuar disfrutando de la belleza que estos muebles aportan al hogar.

Cuando hablamos de conservación de muebles de cuero, quizás lo más importante sea la prevención de los principales problemas. En primer término, resulta vital alejar de las cercanías de los muebles de cuero cualquier tipo de elementos que puedan deteriorarlos, desembocando en consecuencia en quemaduras o cortes. Lo mismo puede decirse de las mascotas como perros o gatos, que resultan muy peligrosas para la conservación de los muebles de cuero.

Un punto de vital importancia es ventilar convenientemente el cuero, al mismo tiempo de estar atentos para observar si el cuero de nuestros muebles se reseca. Si esta lamentable situación llegara a suceder, habrá que aplicar un acondicionador específico, que permite recuperar la habitual plasticidad del material. En el mismo sentido, nunca hay que exponer los muebles de cuero al sol, ya que dicha exposición será sinónimo de graves y rápidos daños en los revestimientos.

Refiriéndonos por último a la limpieza del cuero, los especialistas aconsejan no utilizar aspiradoras ya que las mismas pueden llegar a provocar rayas. Para reemplazarlas y obtener el mismo resultado en cuanto a limpieza, pueden aplicarse cremas o ceras especialmente indicadas para el tratamiento del cuero, cuyos componentes están orientados a actuar directamente sobre este material.

Muebles de madera: el decapado

Se trata de una de las técnicas más utilizadas para renovar la imagen de muebles antiguos de madera, que han perdido su encanto con el paso de los años. ¿Quién no tiene en su hogar algún mueble que ha quedado como herencia de abuelos o bisabuelos, y quisiera otorgarle una nueva vida?.

En general, estamos hablando de piezas de una madera excelente, que realmente da mucha pena abandonar o echar a perder. Ante esto, el decapado es una opción inmejorable para darle un cambio a la estética de estos muebles antiguos. Asimismo, se trata de una metodología muy sencilla, que puede concretar cualquier persona, sin necesidad de contar con conocimientos específicos.

¿Cómo se decapa un mueble?. En principio, es necesario retirar la pintura que cubría originalmente el mueble con productos abrasivos específicos, teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos es muy complejo eliminarla únicamente con lija. Existe una amplia diversidad de productos decapantes en líquido y en gel.

Las medidas de seguridad son importantes, ya que el producto puede irritar los ojos y la nariz, por lo tanto es imprescindible utilizar guantes para que el producto no dañe la piel si por un accidente entra en contacto con ella. Posteriormente, será preciso extender con una brocha una capa gruesa de producto, cuidando de no pasarla dos veces por el mismo sitio.

Luego de dejar actuar el producto por unos quince minutos, habrá que retirar la pintura con una espátula. Por último, se pasa una lija o similar para terminar de limpiar la madera y darle suavidad. En ese momento, el mueble ya está preparado para ser redecorado, por ejemplo a través del lacado en blanco, una nueva pintura o la aplicación de ceras.

Los muebles básicos para el dormitorio

Un punto importante de la decoración del hogar y del aprovechamiento de los muebles en la misma es, sin dudas, su utilización en el dormitorio. En las habitaciones existe un grupo clásico de muebles, prácticamente infaltables: la cama, la mesa de noche y el armario, apto para ropa y accesorios. En determinados casos puede llegar a incorporarse un escritorio, como zona de trabajo, de estudio o para colocar un ordenador.

Sin ninguna duda, el centro visual del dormitorio es la cama, colocándola siempre de forma que sobre espacio para ubicar otros muebles y para moverse con libertad en el ambiente. Los especialistas aconsejan, por ejemplo, dejar no menos de 60 centímetros de espacio a cada lado de la cama para circular libremente.

Al costado de la cama, por supuesto, no puede obviarse la mesa de noche, que si se trata de un dormitorio matrimonial debe disponerse en dupla, una a cada lado de la cama. Los decoradores e interioristas hablan de un “triángulo de circulación”, que debe existir entre la cama, el armario y la puerta de entrada, sin que en este espacio se registre la presencia de ningún obstáculo.

En cuanto al escritorio, se aconseja ubicarlo cerca de la ventana para ganar luz natural, mientras que los monitores de cualquier tipo siempre deben estar ubicados de espaldas a la ventana, para evitar las molestias que pueda ocasionar el brillo del sol. En aquellos ambientes más amplios, podrán ubicarse otros muebles complementarios, como bibliotecas, cómodas o sillones.

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