A la hora de pensar en tener todo prolijamente acomodado y en su sitio, los armarios son los muebles indicados para esta función. Lo ideal es que el dormitorio principal y la habitación de los niños tengan uno, éstos pueden ser los lugares indicados si se quiere preservar el orden. El tamaño del armario tiene que ir acorde a las dimensiones que tenga la habitación. También tienen que ser funcionales para lograr una óptima utilidad de los mismos.
Pensando en que las prendas se mantengan sin arrugas, ni sufran ningún tipo de posible deterioro, como por ejemplo que tomen humedad, es imprescindible que posean un lugar propio, o sea, que cada prenda tenga su compartimiento. Si las prendas incluyen varios trajes de vestir, lo ideal sería que se cuelguen en su debida percha y en lo posible que estén cubiertas en bolsas especiales en resguardo de la humedad. Y que el armario tenga separadores, para que cada traje se ubique en un determinado lugar y no estén amontonados.
En cuanto a su diseño, hay varios detalles a tener en cuenta. Las puertas pueden ser de tipo corredizas o que se abran de par en par. La elección en este caso va a estar condicionada por un factor de espacio. Si contamos con poco lugar, lo ideal es que sean corredizas, para que las puertas al abrirlas no choquen ningún otro mueble que pueda haber cerca dentro de la habitación.
De acuerdo a las prendas o demás elementos que coloquemos dentro del armario, hay que establecer la cantidad de cajones que tendrá. Otro aspecto a tener en cuenta es que la barra para colgar la ropa esté a una altura adecuada de acuerdo el tamaño de las prendas que se vayan a colgar. Y, finalmente, que en el sector inferior se disponga de un zapatero para ubicar prolijamente los calzados.
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